Nunca integración y solo ahora representación
Solo fue a partir de diciembre 2017 que el Parlamento comenzó a reflejar la realidad demográfica de una Cataluña, donde un reciente trabajo de referencia estableció que, dos tercios (60,3%) de la población catalana, entre 1877 y 1970, eran ellos, sus padres o abuelos de origen no local1.
La reconocida autora (no libre de polémica, ver referencias), afirmó también que la portada de su libro mostrando unos castellers era una «buena ilustración de la integración»2.
Este es un argumento ciertamente estrafalario. La integración social no depende de muestras anecdóticas de folclore banal, sino de la presencia de las colectividades en los órganos de poder democráticos.
¿Qué mejor medida de esa la integración que describir el perfil étnico del Parlamento de Cataluña establecido mediante el análisis de los apellidos de sus diputados?
Visto los datos demográficos descritos anteriormente, se podría esperar una proporción entre apellidos mixtos y ambos catalanes del 60/40% respectivamente (ver limitaciones al final de esta entrada).
Los gráficos siguientes describen la proporción de los apellidos de los diputados, encontrada en cinco legislaturas, separadas en intervalos de diez años aproximadamente y clasificados en tres categorías: ambos apellidos catalanes, uno o ninguno.


La tasa de ambos apellidos catalanes se mantuvo por encima del 70% hasta 2010. Es decir, desde el la primera legislatura la política catalana ha estado dominada por unas elites de estricto linaje catalán.
Esta incongruencia representativa solo se ha visto interrumpida con la aparición de Ciudadanos en 2017 como partido mayoritario.
En este pequeño muestreo he escogido cinco elecciones, aproximadamente una cada diez años, de las doce habidas desde la restauración del régimen democrático en 1980.
Si segregamos los datos por partido y legislatura podemos observar lo siguiente para los años 1980, 1988, 1999, 2010 y 2017: Sigue leyendo “Durante cuarenta años el Parlamento catalán no era Cataluña” →